El reloj cucú de Carlos Paz, ubicado en la intersección del Boulevard Sarmiento y la avenida Uruguay, posee un sistema de engranajes que hace que el pajarito salga de la casita cada hora exacta y cada media hora.
Su historia: El profesor de Logística y Metodología de la Universidad de Córdoba, Carl Hans Plock, fundó junto a su socio Ulrich Schnaak una pequeña empresa de relojes cucú en Villa Carlos Paz.
En 1957, Carlos Gasser, que formaba parte de un centro vecinal, le preguntó a Plock si podía construir un reloj cucú gigante.
Plock junto a un arquitecto construyeron un reloj de 7.5 metros de altura sobre un esqueleto de hormigón armado donde se apoyaron los ladrillos, que luego fueron cubiertos con piedra laja.
El tallado fue realizado por Mario L. Casolla, un italiano que tenía una heladería sobre calle Sarmiento, donde más tarde se ubicaría el reloj.
La maquinaria se construyó en el taller de Plock, las ruedas dentadas, que tenían unos 60/70 cm de diámetro fueron fresadas en Córdoba. El cucú lo talló el mismo Plock (1 metro de largo). Las cifras del cuadrante de las horas las realizó en el taller de carpintería de Inoccente Persello. Para el “gong” de las campanas se utilizó un riel y un martillo. Todo diseñado en conjunto y supervisado por el ingeniero Karl Wedemayer.
Finalmente, el 25 de mayo de 1958, fue inaugurado el reloj cucú en medio de fuegos de artificio.
Todo su mecanismo funciona por un motor eléctrico que acciona de manera automática todos sus componentes.
El reloj cucú de Villa Carlos Paz fue más grande del mundo en esa época, motivo por el cual apareció en importantes periódicos y revistas de todo el planeta.
El entorno dónde se encuentra actualmente emplazado fue reformado en varias oportunidades. En 2018/2019 se le agregó una fuente de agua y un muro verde de fondo.







